Un antiguo documento de gran valor patrimonial y que resguarda el Museo de Ambiente Histórico Cubano de la ciudad de Santiago de Cuba, fue restaurado por la Licenciada Lidiersy Méndez Cabrejas, especialista del Archivo Histórico Provincial.
Se trata de una cuartilla que data de
1520, escrita en español antiguo y que recoge lo que fuera una
autorización para transportar armas defensivas y ofensivas. El texto
alude, además, a quien fuese rey de España con el nombre de Carlos I y
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V.
Este es el original más antiguo que en formato papel atesora el museo y posee valor añadido pues fue encontrado por el ya fallecido Dr. en Artes Francisco Prat Puig, quien lo donara a la institución en 1976. Por estas características históricas, artísticas, estéticas y culturales es considerado entre expertos en Museología como una pieza de Valor I.
Este es el original más antiguo que en formato papel atesora el museo y posee valor añadido pues fue encontrado por el ya fallecido Dr. en Artes Francisco Prat Puig, quien lo donara a la institución en 1976. Por estas características históricas, artísticas, estéticas y culturales es considerado entre expertos en Museología como una pieza de Valor I.
Lidiersy Méndez, Jefa del Laboratorio de Conservación y Restauración de
Documentos de Santiago de Cuba, se encargó del proceso de recuperación
de la cuartilla que llegó a sus manos con un alto grado de deterioro
debido, esencialmente, al envejecimiento natural y a la pérdida del pH
normal del papel.
La joven restauradora nos cuenta que el documento llegó al laboratorio
completamente dañado, atacado por insectos y en un soporte de doble
cristal que a pesar de protegerlo le creó humedad y provocó su adhesión
al vidrio: “Era papel manufacturado, confeccionado a base de trapos
viejos, lienzos, hilos, que a pesar de ser muy duradero creó, en
contacto con la tinta de aquella época hecha a base de pigmentos de
hierro, una especie de oxidación… presentaba orificios, pérdida de la
grafía… y dobleces por mala manipulación.”
Para el proceso de restauración Lidiersy se valió de técnicas afines
como el baño de sol para eliminar los hongos de los cristales; la
aplicación de calor para desprender los fragmentos de papel adheridos al
vidrio y el lavado de la pieza con sustancias químicas que le
devolvieron la mayoría de sus propiedades.
Se aplicó también la técnica del laminado con una capa fina de papel
tisú, material especial que se emplea para la restauración de este tipo
de documentos, además de la reposición de faltantes mediante injertos,
el prensado, el secado y el corte al tamaño original de la pieza.
Todo este proceso de restauración se le efectuó también a una pequeña
ficha descriptiva que realizó el arqueólogo y profesor Prat Puig en su
máquina de escribir y que pegó al dorso del manuscrito.
Gracias a esta labor de dedicación, actualmente el documento se
encuentra restaurado y protegido en el Museo de Ambiente Histórico
Cubano, y para su mayor cuidado solo se exhibe de manera esporádica.