28 de febrero de 2013

Una mujer que disfruta investigar, escribir y cocinar

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Para la doctora en Ciencias Liliana María Gómez Luna el día parece ser corto, 24 horas no le son suficientes para cumplir con sus obligaciones y pasiones.

Se confiesa una bioquímica que revoluciona las recetas de Nitza Villapol, madre devota que a sus ojos no crece su hijita, y una eterna enamorada de los niños, quienes arrancan de ella sus más tiernas palabras.

Esta sensible mujer dirige el grupo de Ecotoxicología del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado, es Directora de Ciencia y Técnica en la Universidad de Oriente, guionista de programa en la emisora municipal Radio Mambí, y por la calidad de sus investigaciones, obtuvo el Premio Anual de Salud en el año 2011.





El Último Nido, escrito por usted, es novedad de Ediciones Santiago en la Feria Internacional del Libro, Cuba 2013. ¿De qué trata el texto?
 
Es el diario de una niña cuya vida se ha transformado porque sus padres se están separando, y deciden enviarla a la finca donde nació su papá.

Los conflictos que de pronto la invaden son minimizados a través del acercamiento a la naturaleza, además descubre algunos secretos, entre ellos conocer al diablillo del naranjal.

En este libro a la vez que la niña cuenta sus peripecias, también comparte todo lo que aprende sobre el medio ambiente, el uso de los campos magnéticos en los cultivos de hortalizas y cómo diferenciar sapos de ranas e identificar al murciélago mariposa, el más pequeño que existe en Cuba.

Junto a las aventuras de la pequeña y los misterios de la historia, también comparte recetas de cocinas y poemas, estos últimos evidencias cómo madura la protagonista durante su estancia en el lugar.

Por su contenido, mensajes y valores, este libro es para niños pero también debería ser leído por sus padres.


En él se habla de la honestidad, responsabilidad, el necesario cuidado del medio ambiente, el respeto a los demás y a la diversidad, y fundamentalmente el amor a la familia.

Temas se refleja temas muy actuales en Cuba y otros países como el divorcio y sus efectos en los niños, el maltrato infantil y la división del hogar.

Cuando escribo para los pequeños, también lo hago para sus padres, quienes generalmente les leen los textos, y es una buena forma de promover el diálogo generacional.

Insisto en que hay detalles de la educación como el regaño brusco y violento, que no siempre es la mejor manera de educar.

Todo libro es especial para su autor. ¿Cuáles son las razones que convierten este en único para usted?


El Último Nido fue escrito en un momento difícil de mi vida, en un año donde no podía caminar ni levantarme de la cama, y tuve que abandonar mi vida cotidiana.

Fue el refugio de un dolor físico muy intenso, tras un accidente que me costó una herida de 18 puntos, un trasplante de hueso y una reconstrucción de la pierna.

La otra razón es que entre los personajes están enmascaradas algunas personas muy queridas para mí, también la finca del texto es un lugar en el municipio de Contramaestre donde pasé parte de mi infancia.

Una mujer tan realizada profesionalmente, ¿cómo fue que llegó a la literatura infantil?

Mientras estuve en España realizando mi doctorado, el último de los casi cuatro años, extrañé muchísimo a mi familia, en especial a mi hija, y fue terrible.

Pensé que mi tesis no le iba a interesar a mi pequeña, esa de la que había separado mientras escribía mi investigación, y entonces los últimos meses le escribí un texto a ella.

Fue el primer Libro de las Curiosidades, y un día hablando con una especialista de la Editorial Oriente, decidí entregárselo y finalmente se publicó en el año 2000.

Todos los escritores tienen historias curiosas que contar, un creador que regale su arte a los niños, tiene más anécdotas aún, ¿tiene alguna que compartir?


Tengo un vecino, que a los 12 años daba saltos de alegría cuando se enteró que los libros que compraba y tanto leía, los había escrito la mujer que vivía cerca de él.

Hoy me complace mucho saber que al menos en una persona he influido con mi arte, a cada rato conversamos y me muestra su preocupación por el medio ambiente, y dice que al realizar sus deberes, consulta mucho los volúmenes escritos por mí.

¿Qué de exigente o característico tiene el público infantil?

Son muy exigentes, una importante fuente de conocimientos y aprendo de ellos.

Involucrarlos es la fórmula del éxito, incidir en ellos es la forma de tejer la trama de su adultez, porque lo que hagas hoy, tendrá sus resultados en el mañana.

Escribo de madrugada, y si yo tuviese que dejar algo, abandonaría cualquier cosa menos escribir. 


Liliana María Gómez Luna ha obtenido los Premio Nacional La Rosa Blanca en Literatura Infantil para la Formación Escolar y la Edad de Oro con su obra “Cuentan que en una bahía”.

Además ha formado parte del jurado del Premios José María Heredia 2008, en la categoría de literatura infantil, y en el apartado de poesías en el 2010.

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